6 de febrero de 2010

LA VENDETTA

No sabemos si reír o llorar. Conocidas las pretensiones de la presidencia y de la dirección general de COPE para la plantilla nos hacemos varias preguntas no exentas de un más que regustillo amargo y sobre todo cargadas de desesperación. La simple lectura de la propuesta demuestra las escasísimas ganas de estos gestores de llevar a buen puerto la negociación, la falta de imaginación y el insulto constante a los trabajadores y trabajadoras de esta casa. Pero hay más. El señor director general encargado de los nuevos negocios no deja de decir que en COPE hay mucho vago, insinúa permanentemente que somos una plantilla acomodada, bien pagada para los salarios medios del país y poco comprometida. Ja, ja, ja. Hay que tener mucho cuajo para soltar estas barbaridades que no merecen ni comentario.

Nos han dado una serie de datos económicos, muy bien encuadernados, que con todos los respetos a aquellos que los han elaborado se nos van desmintiendo, sobre todo en relación a los nuevos negocios, los únicos que ha puesto en valor el director general citado. Por cierto ¿qué hace este director general encargado de los nuevos negocios representando al consejo de administración de COPE y al propietario en la mesa de negociación de la radio? Nos ha demostrado que cree muy poquito en el futuro de la radio convencional (al igual que el presidente, el primero en condenarla nada más llegar) a pesar de lo airado que se mostró cuando se le dijo en la mesa. ¿A qué responde la propuesta? ¿A una venganza hacia los trabajadores? ¿A un intento de desacreditarnos? a devaluar nuestro esfuerzo? ¿A justificar un despido masivo? Y por qué ¿por ser fieles a nosotros mismos y al propietario? Qué triste llegar a esta situación sin precedentes en nuestra empresa.

Miedo nos da el objetivo que esta gestión tiene en su cabeza. Baste un dato: dos de los asesores externos del presidente están haciendo una base de datos de los anunciantes de COPE. A través de un programa informático, los comerciales de esta casa deben introducir los datos de sus clientes semanalmente. ¿Para qué tanto control externo?

Esta gestión ha destruido la confianza de la plantilla. Ahora además, la está desmotivando día a día. Tendremos que hacer un esfuerzo todos. Lo tremendo es que el nubarrón que han ido instalando poco a poco sobre nuestro futuro nos impide ver hacia donde caminamos, y cuando se abre un claro lo que se divisa se parece más al infierno de El Bosco que a un cuadro de Murillo.