17 de junio de 2010

ENTRE LA ESPERANZA Y LA DECEPCIÓN

La aprobación por parte del Ministerio de Trabajo de las medidas de ajuste para los próximos 12 meses, marca el inicio de la travesía del desierto para la plantilla de COPE. El esfuerzo económico y laboral va a ser ingente para muchos de nosotros, ya que veremos seriamente disminuidos nuestros ya exiguos salarios. Es un sacrificio consciente de todos para “arrimar el hombro” en una situación extremadamente complicada.

Pero este sacrificio consciente se ha hecho con compromisos por parte de la dirección de la Empresa que con preocupación vemos que se están olvidando. Esos compromisos pasaban por ejemplo por ponderar gastos y hacer cambios, que hasta donde sabemos no se están cumpliendo: se están duplicando los cargos directivos en vez de ponderarlos, se están creando otros nuevos y se está incrementado el gasto tanto en “proyectos” de dudosa rentabilidad como en comidas y en viajes.

Si bien es cierto que se ha cumplido alguno de los compromisos, relativos a los negocios de riesgo, asistimos estupefactos a cómo ese ahorro se destina supuestamente a otros menesteres, que no son imprescindibles para mejorar la cuenta de resultados de la Empresa.

Nos duele profundamente que seamos los trabajadores y trabajadoras de esta casa los que tengamos que soportar el ajuste, siendo conscientes de las dificultades de la nueva dirección para poner en marcha su proyecto. A veces hay que dar un puñetazo encima de la mesa, sobre todo cuando están en juego cientos de puestos de trabajo y la supervivencia diaria de todos nosotros.

Sin conocer detalles, a veces nos da la impresión de que nuestro futuro está en manos de un grupo de “amiguetes”, marcado incluso en ocasiones por intereses ajenos a la cordura, y dando mando en plaza a algún personaje que, teniendo encomendada una labor concreta oficialmente, se permite intervenir en otros asuntos con poco acierto.

Nos resulta difícil además confiar en que la nueva parrilla consiga aumentar la audiencia al punto de no romper en este caso el suelo de cristal necesario para mantener la estructura de COPE, y no comprendemos por qué se deja fuera a algún comunicador que funciona para hacer hueco a otro que no funciona.

Parece que asistimos al juego de la silla, en vez de coger el toro por los cuernos y aplicar aquellas medidas que con tanto ímpetu se nos explicaron muy al principio.

Todavía nos queda tiempo para reforzar alguna franja de programación y para tomar otras decisiones. Esperamos con fe que en la Junta de Accionistas prevista para finales de este mes de junio se nos dé alguna alegría, que levante el ánimo de la plantilla y nos haga recuperar la ilusión. Si no, el esfuerzo será en vano y no nos lo merecemos. Ninguno de nosotros.